Publicado en XatakaFoto el 27-4-2020:
Hace un tiempo vimos algunos consejos para iluminar objetos opacos y resaltar sus propiedades. En esta ocasión, os hablaremos de las propiedades y los retos de iluminar objetos reflectantes y algunos consejos de cómo afrontar este tipo de objetos para conseguir iluminarlos de la forma que queramos.
Viendo el reflejo
Al igual que como hicimos con los objetos opacos, lo primero que haremos es analizar las dificultades y nuestros objetivos a la hora de iluminar los objetos reflectantes. Para ello nos vamos a basar en los siguientes tres factores:
- Uno ve lo que ellos reflejan: Aunque un objeto reflectante puede tener textura y tonos, la principal característica es que lo primero que vemos en ellos es lo que vemos lo que los rodea. Ahí es donde caemos en fotografías donde el fotógrafo y el equipo se ve, o cuando obtenemos elementos que no notamos y dañan algo esencial del producto a capturar. Por eso, el principal reto es encontrar cómo evitar reflejos indeseados. Lo que logramos moviendo el objeto hasta que esté fuera del ángulo de reflexión o angulando el sujeto hasta que aquello que no deseamos desaparezca.
- La fuente de luz matiza el brillo: Teniendo esto en cuenta, lo segundo que podemos notar sobre los objetos reflectantes es que las fuentes de luz son lo que matizan, generan volumen y crean los brillos sobre la imagen. Si queremos una superficie pareja, debemos buscar que la fuente cubra todo el área de lo reflejado, lo que hace que idealmente la fuente o el área de lo que refleja sea mucho más grande. Este es uno de los retos, ya que algunas veces eso implica que necesitamos iluminar las caras de nuestro sujeto de manera que interfiera en la fotografía, por lo que toca considerar mucho los procesos de postproducción.
- La forma del sujeto afecta la forma del brillo: Basado en lo anterior, las caras de nuestro sujeto afectarán cómo reflejan la imagen. Una cara convexa, con la curva hacia afuera, vista a una distancia parecerá como una imagen de ojo de pez, mientras que entre más cerca esté lo que refleja a la cara la cubrirá mejor. Por el otro lado, una cara cóncava, curva hacia adentro, a una distancia podemos ver una imagen ampliada y difusa; y un objeto muy cercano puede lucir algo lejano y pequeño. Esta proyección de imagen dependerá de lo curvo que sea la cara.
Flujo en práctica
La mejor forma de acostumbrarnos a los retos y empezar a dominarlos es practicando. Así que podemos realizar algunas pruebas caseras para ello. Abajo podemos ver un ejemplo de un flujo de trabajo.
Lo primero que podemos pensar es en cómo iluminar el fondo y qué relación tendrá con el objeto. En este caso, un fondo muy iluminado nos ayuda con el contorno del objeto, además que nos ayuda a complementar el producto “protagonista”.
Para cada uno de los laterales de los productos, usamos una pantalla grande.
Como podéis ver, por la estructura de los productos, los brillos no quedan parejos. Si quisiéramos que esas caras quedaran totalmente parejas, tocaría trabajar cada producto por aparte. Para ciertos productos, una hoja o un cartón pintado de blanco puede ser suficiente cuando son productos pequeños.
Una luz similar puede ser utilizada para buscar brillos sobre el producto frontal.
Abajo podéis ver un montaje rápido de aquellas tomas. Este tipo de imagen puede ser una base del producto para ser modificada para agregar etiquetas o ir ajustando para el color deseado por la marca.
Practicar en casa nos puede ayudar a conseguir nuevas ideas y nuevas habilidades. Así que, para aprovechar el tiempo, podemos intentar experimentar con algunos objetos en casa. Esperamos que estos consejos os sean de utilidad. ¡Hasta la próxima!