Publicado en XatakaFoto el 9-9-2019:
Si te estás iniciando en fotografía, o no tienes muchos conocimientos, es posible que estés poco familiarizado con el histograma, un útil elemento para todo fotógrafo pero que, en principio, resulta algo complicado de entender. Por eso, nos proponemos ayudaros a conocerlo a través a unos ejercicios sencillos que nos facilitarán una mejor comprensión de este importante elemento.
Como sabréis, y si no para eso estamos nosotros, el histograma es una representación gráfica de los valores de luminosidad de una imagen. Consta de un eje horizontal, donde aparecen las luminosidades del negro al blanco, y un eje vertical que muestra el número de píxeles de cada tono en un porcentaje según aparezcan en la foto.
Gracias a este gráfico es fácil saber si una foto está correctamente expuesta o, por el contrario, si está sobrexpuesta (en cuyo caso las barras estarán mayoritariamente en el lado derecho) o subexpuesta (con las barras situadas mayoritariamente en la parte izquierda), y también podremos conocer cuáles son los colores predominantes.
Sin embargo, es normal que al ver esto en la cámara (cada imagen tiene un histograma único) o en un programa de edición fotográfica puede que, como decíamos al principio, nos resulte un diagrama ininteligible, con unos picos de colores que no comprendemos (incluso aunque nos lo hayan explicado).
Para ello, os proponemos que cojáis la cámara y llevéis a cabo los siguientes ejercicios que cualquiera puede poner en práctica y seguro que os serán útiles para empezar a entender cómo funciona el histograma.
1. Foto en negro
La cosa no puede ser más sencilla: Coge la cámara y, sin quitar la tapa del objetivo, haz un foto. Una vez hecho, es hora de mirar el histograma para comprobar (si lo hemos hecho bien) que sólo habrá una única línea en la zona izquierda del histograma.
Si en vez de una foto sin quitar la tapa hubiésemos hecho otro tipo de foto y obtenido un gráfico similar, con la mayor parte de las barras del histograma a la izquierda, eso significaría que la imagen está demasiado oscura y sin detalle.
2. Foto en blanco
El segundo ejercicio es justo lo contrario, hay que buscar algo de color blanco y encuadrarlo de manera que ocupe toda la imagen. Podemos utilizar un folio blanco o una pared, aunque conviene sobreexponer (subiendo ISO y/o bajando velocidad) porque de lo que se trata es de obtener una imagen lo más blanca posible y luego revisar su histograma.
El resultado, como ya estaréis imaginando, será un gráfico donde habrá una sola línea, o un grupo pequeño de líneas, en la parte derecha del histograma. De nuevo, si no fuera una foto a algo blanco, lo que nos indicaría es que la imagen está demasiado brillante o quemada y, de nuevo sin detalle.
3. Escala de grises
Sin mover la cámara del encuadre anterior (es decir, enfocando algo blanco), probaremos a hacer una serie de fotos con velocidades de obturación cada vez más rápidas y sin tocar el resto de parámetros. Con ello obtendremos una serie de imágenes en color gris que, a medida que variemos la exposición, irá tendiendo al negro. Por supuesto miraremos su histograma y veremos que la línea (o el grupo de líneas) que en la foto blanca estaba a la derecha se va desplazando gradualmente hacia el lado izquierdo.
4. Fotos de color
La siguiente prueba consiste en hacer varias fotos de colores, llenando el encuadre con algo de un color único (y lo más puro posible). Por ejemplo podemos hacer fotos a algo rojo y amarillo para comprobar que el histograma mostrará un grupo de líneas estrechas en el histograma que serán diferentes para cada imagen.
Una foto completamente roja (y sin dominantes) debería mostrar las líneas ligeramente a la izquierda del centro del gráfico. Y si es amarilla debería tener sus líneas más bien en el lado derecho, a poco más de la mitad del centro. De esta manera, podemos comprobar cómo los diferentes colores se corresponden con distintas posiciones en el histograma y esto nos servirá para tener una mejor comprensión de cómo el histograma nos ayuda a interpretar los colores de una imagen.
5. Una foto a todo color
La quinta y última prueba consiste en hacer una foto de cualquier cosa, aunque mejor si en la escena hay una gran variedad de colores (podemos usar una imagen que hayamos tomado previamente y que destaque por su colorido). Se trata de ver su histograma y fijarnos en cómo se refleja la variedad de colores diferentes de las fotos, con múltiples picos en el gráfico.
Si comprobamos que el gráfico tiene una tendencia hacia la derecha, será señal de que la imagen es demasiado brillante (probablemente sobreexpuesta), si está volcado en la parte izquierda, es probable que tu imagen esté demasiado oscura (subexpuesta). En ambos casos (y siempre que ese no sea el efecto que busquemos), esto significará pérdida de detalle con lo que, verlo en el histograma es una excelente ayuda para saber que debemos modificar la exposición en consecuencia.
Y esto es todo. Esperamos que después de hacer estas pruebas (que como habéis visto son bastante sencillas) os enfrentéis al histograma con mayor seguridad y, por fin, se convierta en una ayuda en vez de algo difícil de comprender.
Foto de portada | Maxim Medvedev