Publicado en Carrete Digital el 4-10-19:
Quizás esta entrada del blog sea un tanto filosófica y tratará de valores pero después de un verano intenso hay que hacer un poco de balance de cómo ha ido la temporada fotográfica, ¿no?
Revisando todas las sesiones que realice desde el verano pasado me he dado cuenta de algo realmente obvio pero que al mismo tiempo quizás no le damos la trascendencia que tiene. Y en ese momento hice un parón y pensé : guau que de historias!
Está claro que la fotografía social o de retrato es una interacción entre personas. Está interacción puede ser más fría en el caso de sesiones con modelos o marcas etc.
En estas ocasiones pueden surgir comentarios sobre las personas pero rara vez se da una relación estrecha en la que una persona se pueda sincerar.
En los casos en los que practicas con familiares o amigos como ya los conoces tampoco se dan nexos de unión muy estrechos porque ya existen.
Pero qué sucede cuando realizas sesiones de embarazo, de newborn, de niños… ahí sí que se pueden dar conexiones únicas. Depende del fotógrafo ya querer crear esa conexión o no.
La historia que hay detrás de cada sesión.
Cuando fotografiamos personas, familias que quieren tener fotos para capturar esos momentos especiales de su familia se produce una interacción entre fotógrafo y familia. En la que hay un intercambio de vivencias.
No sé si a todo el mundo le suele ocurrir, supongo que no. A mi, quizás por mi forma de ser y mi formación académica, o por el tipo de sesión que hago, me pasa en casi cada sesión que realizo.
Y es que en cada sesión hay una historia o experiencia de vida.
Como digo, en las sesiones que suelo realizar entre el primer contacto y la sesión hay varias conversaciones e interacciones en las que se crea una complicidad.
Las personas, generalmente mujeres, que fotografío cuando nos quedamos a solas en un descanso o aprovechando unos minutos te explican el sentido que tiene para ellas esa sesión.
Y para mí hay un antes y después de ese momento que tarde o temprano se suele dar en la sesión.
El factor humano de cada sesión.
Os podría explicar mil historias diferentes y todas con un componente capaz de poner los pelos de punta. La idea de ser fotógrafo no lleva implícita la idea de conectar con las historias pero si podéis hacerlo vuestra labor será muchísimo más gratificante. Al menos para mí lo es.
Recuerdo una mujer embarazada de gemelos que durante la sesión se sentía tensa. Pensaba que era tensa por el momento de la sesión, de no saber posar, de querer hacerlo bien…
Las emociones durante un embarazo pueden estar a flor de piel. Y en este caso la tensión de está mujer nada tenia que ver con la sesión. Sino por el hecho de que quería tener capturado estos momentos porque anteriormente había sufrido diversos abortos y este adquiría un significado tremendo.
En el momento que realizábamos la sesión fue consciente de todo lo vivido y de repente estalló. Y estalló a llorar conmigo como si me conociera de toda la vida cuando solamente habíamos tenido un par de conversaciones telefónicas.
En ese momento entendí que para esa mujer era necesario tener su momento. Un momento para llorar lo perdido y un momento para agradecer lo que venía.
Alguien quizás pensará que como fotógrafa no era para nada cosa mía que justo en el momento de la sesión se relajará y expresará todas sus emociones. Pero como persona no podía quedarme sin hacer nada ante la situación y continuar con la sesión.
Automáticamente me salió decirle si quería aplazar la sesión a otro día y ví en su mirada la ilusión que le hacía la sesión. Así que le dije vamos a hacer otra cosa, vamos a tomarnos un café. Tu marido y tu hijo se van a ir durante una hora al menos. Y después del café veremos a ver qué hacemos.
Nos tomamos el café y hablamos un cuarto de hora y entonces le propuse ir haciendo fotos de ella a medida que hablaba y me explicaba todo lo vivido.
Las fotos de este articulo obviamente nada tienen que ver con las personas de las historias porque no estaría bien así que son mías o de momentos diferentes….
Podéis haceros a la idea de las fotos que salieron … respiraban emoción. Respiraban tristeza pero también respiraban alegría , ilusión y muchísimas ganas de vivir ese futuro.
La fotografía es capturar momentos, capturar emociones. Mirar una foto y recordar qué sucedía en esa familia en ese momento.
Yo me quedo con la frase de está madre al verlas. Llevo un tatuaje que me recuerda mi historia pero cuando pienso en ello ahora veo está foto en mi mente. Y me mostró la foto.
Y curiosamente yo al pensar en su historia también habría elegido esa foto.
Hay infinidad de relatos detrás de mis fotos, desde una madre que quería la sesión para subir la autoestima de su hija por ciertos complejos por una deficiencia que tenía hasta una mujer encerrada en un día a día del que necesitaba salir.
Y es que detrás de cada persona hay una historia que es su vida y no hay nada más interesante que poder plasmarla en papel.
Quizás todas estas historias me llevaron a crear un proyecto del que estoy muy contenta en el que se trata de sacar lo mejor de cada persona durante una sesión. Sacar a flote todos esos mitos y complejos y demostrarles la belleza que existe en su interior.
Un momento de parón en el que dedicarte unas horas a hacer balance y retratar la persona qué eres.
La importancia de la composición
Si conoces la historia previamente a la sesión puedes planificarla con antelación. Si no es el caso y estalla durante la sesión la improvisación y la empatia hacía la historia harán su trabajo.
Para mi hay sesiones en las que salen capturas y fotos y algunas fotos muy buenas. Y luego hay sesiones en las que explicas foto a foto una historia. Claro está que esas fotos solo las entenderemos las personas que sabemos la historia. El resto sólo se quedará con lo que la foto les inspira.
Lo que sí es cierto es que cuando conectas con la historia de la persona algo se mueve por dentro y ya no quieres realizar una sesión más quieres que esa persona se lleve la mejor sesión que jamás has hecho.
Y que al ver sus fotos junto a su familia se le salten las lagrimas de la emoción. No hay nada más gratificante que ese momento. Lagrimas de felicidad.
Toda persona merece verse y sentir que la persona que lleva dentro es de diez más allá de lo físico.Y cuando las retratas y te dicen Alaaaa!!! esa soy yo? Yo sólo les digo así te veo yo! Si no eres así hay que repetir. Lo que genera risas.
Hasta aquí mi articulo de este mes, ya os dije que tendría implicita cierta idea filosófica, humana, tierna o cómo queraís expresarlo. De todo este período fotografíco lo que más me impacto fue eso: la esencia de cada persona fotografiada ¿y para vosotros?