Publicado en Fotolarios el 10-10-19:
Creo que es una de las preguntas más difíciles de contestar que me he hecho a mi mismo o que me han hecho alguna vez, de hecho, hoy día aún no he encontrado una respuesta que pueda considerar certera. Además estoy en una etapa de transiciones y cambios que me han llevado a replantearme muchas cosas, entre ellas el por qué hago fotos. En este artículo encontrarás muchas posibles respuestas entre mis dispersiones varias, quizás esté la tuya y quizás al final puedas ayudarme a dar con la mía.
Llevo un tiempo sin aparecer por aquí, sin publicar nada en el blog ni en mis redes sociales, ha sido un parón más largo de lo que esperaba que fuese. Se ha debido a varios factores no relacionados entre sí pero que me han llevado a la necesidad de alejarme de internet más allá de lo justo y necesario, pero también han tenido la consecuencia de que me han apartado de una de mis grandes pasiones, la Fotografía.
En este periodo me he replanteado muchas cosas, sobre todo en lo concerniente a en qué ocupo mi preciado tiempo y, como ya comenté hace unos meses, me he sacudido de encima algunos lastres.
He quitado de en medio asuntos, con la consecuencia directa de tener más espacio para lo que me hace feliz. Cosas como pasar más tiempo con mi familia, volver a dedicar ratos a dibujar, pintar y modelar, agarrar la cámara con más ganas y, por supuesto, volver a escribir, o lo que es lo mismo, a charlar contigo, que lo creas o no… te echaba de menos.
Entre mis pensamientos y dispersiones varias ha estado presente en muchas ocasiones la «GRAN PREGUNTA» de muchos de los que amamos atrapar la vida en imágenes… ¿Por qué hacemos fotografías?»… Recordé entonces que ya había escrito sobre ello en un artículo que se destinó a ser publicado en el blog Fuji-Xperience de mi amigo Javier Damlow, además de que parte de lo que contaba lo incorporé a uno de los temas de mi ‘Curso Avanzado‘.
Ahora lo he releído, revisado y me he dado cuenta de que hay cosas que han cambiado, por ello lo he reeditado y lo publico en Fotolarios para compartir contigo estas inquietudes mías y creo que de muchos.
LO QUE ORIGINÓ ESTE ARTÍCULO…
En esta ocasión ha sido «por culpa» de ciertos cambios que estoy produciendo en mi vida, pero el artículo original lo originó (válgame la redundancia) una propuesta de sorteo que apareció en mi muro de Facebook… Hay que ver los lugares tan peculiares donde se encuentra la inspiración…
Un fotógrafo al que sigo y cuyo trabajo admiro, Rodrigo Rivas, decidió sortear algunos de sus interesantes libros…
Era de esos concursos que suelen pedirte hacerte seguidor de tal o cual página, nombrar a algún amigo y dejar un comentario… fácil, ¿no?… Pero esta vez el comentario debía responder a una aparentemente sencilla pregunta…
¿Por qué es tan importante la fotografía para vosotros?
Yo quería participar en el sorteo, así que fui a dejar un comentario. Pero cuando iba a escribir me quedé bloqueado… no sabía qué responder… y se supone que tengo cierta facilidad para las palabras…
¿Por qué fotografío?
Y es que esa pregunta de sencilla no tiene nada, ya podía haber preguntado sobre el tiempo que hace en mi ciudad o qué me gusta más si el 35mm o el 50mm o cuál es el sentido de la vida, el universo y todo lo demás (42)… es tela de complicado afirmar el motivo por el cual hacemos fotos, porque puede ser que no lo sepamos, que haya varios o que no nos lo hayamos planteado nunca… ni falta que hace, pero entonces no habría escrito esta entrada.
Siempre me ha resultado muy difícil responder a esa pregunta con seguridad y certeza. Y sigue siendo así, a pesar de las muchas vueltas que le he dado al asunto en todo este tiempo. Creo que en el fondo no sé por qué es tan importante para mí la Fotografía, sólo sé que lo es. Dicen que hay fotógrafos que pasan toda su carrera profesional tratando de responder a esa cuestión, quizás yo sea de esos.
Me puse a revisar los comentarios que otros habían dejado, a ver si así encontraba una respuesta que de alguna manera encajase conmigo (o me copiaba vilmente).
POSIBLES RAZONES
Te aseguro que me leí todas las respuestas que habían dejado y fui apuntando las que me gustaban y las que me disgustaban. Me dí cuenta de que entre todos los comentarios se repetían varios de los motivos por los que para la gente es importante la Fotografía.
En general y resumiendo las motivaciones (las bonitas) se agrupaban en:
- La Fotografía sirve para ser más conscientes de lo que nos rodea y de lo que pasa a nuestro alrededor.
- La Fotografía hace que los instantes capturados se vuelvan eternos y nos ayuda a revivirlos en cualquier otro momento.
- La Fotografía nos ayuda a expresarnos sin necesidad de palabras, con un idioma casi universal.
- La Fotografía nos permite poner en orden el caótico mundo en el que vivimos.
- La Fotografía es terapéutica, nos relaja, nos evade, nos ayuda a superar problemas o a soportar el a veces frustrante día a día.
- La Fotografía es útil para hablar de nosotros mismos, contar a otros cómo es nuestro mundo.
Hay algunas respuestas que no mola tanto dar, pero que también forman parte de los motivos que nos impulsan a hacer fotografías…
RESPUESTAS QUE NO MOLAN TANTO…
Primero voy a dispersarme un poco sobre las respuestas que «no molan tanto», así dejo para el final las motivadoras, ya sabes por eso de «dos noticias, una mala y otra buena», yo siempre prefiero que me den primero la mala, así la buena me quita el mal sabor de boca. Tú si quieres puedes leer el artículo empezando por el apartado ‘Las respuestas que sí molan’ y después pasar a este… casi como un libro de «Elige tu propia aventura», pero da igual lo que decidas, el final será el mismo… hacerte pensar un poco sobre el tema y proponerte que me ayudes en los comentarios a contestar a esta «gran pregunta»…
Bueno, que me dejo de rollos, que voy con las respuestas que «no molan tanto»…
PARA GANAR DINERO…
Esto realmente no es negativo, es algo lógico.
Ya he dicho que son respuestas que «no molan tanto» (significativamente entrecomillado), sobre todo si queremos parecer profundos, románticos y esas cosas, pero no son necesariamente malas respuestas o malos motivos para ejercer esta pasión.
Esta respuesta concretamente es una realidad, la Fotografía puede perfectamente convertirse en nuestra profesión o, al menos, hacernos ganar dinero de vez cuando, ya sea a través de encargos puntuales o de premios en concursos.
También es cierto que parece que es cada vez más difícil ganarse la vida con esta actividad.
Habrás leído y visto cosas sobre el intrusismo, la exigencias de clientes, la competencia, etc… pero no voy a seguir por ese camino porque no es de lo que va este artículo, ya escribí sobre ello hace tiempo en el mismo blog donde originalmente se publicó esto que estás leyendo… seguramente haré lo propio, revisar, reescribir y publicar en mi blog, pero más adelante, ahora estamos con otras cosas…
El caso es que lo malo, lo negativo, creo que viene cuando SÓLO fotografiamos para ganar dinero.
Cuando no hay otra motivación, cuando desaparece ese «algo especial» que tiene la Fotografía al convertirla en una rutina. Si hacemos de esto tan bonito algo mecánico, se transforma en una ocupación más sin alicientes más allá de pasar otro día haciendo caja. Y eso se notará en nuestras fotos, de verdad, he sido testigo de ello.
Creo que todos tenemos o hemos tenido presente ese miedo de «perder algo» por el camino de pasar de una afición a una profesión.
Es una parte inevitable de convertir cualquier cosa en oficio, siempre habrá una buena parte de rutinas y tareas menos apetecibles, pero deberíamos tratar de no perder la chispa, ya sea a través de proyectos personales, cribar encargos o especializarnos…
Por otra parte, hablando sobre todo esto en una ocasión con mi amigo y maestro José Benito, me dijo que si realmente mi pasión es la Fotografía, al pasar de ser una afición a una profesión no se perdería nada… decía que él «nunca trabaja», porque todo lo que hace le apasiona, le divierte, no es una carga…
Quizás sea cierto… Si lo dice José Benito habrá que hacerle algo de caso, como mínimo.
PARA ALIMENTAR NUESTRO EGO…
Que sí, que en parte (aunque no queramos admitirlo) hay una ególatra parte de nosotros que disfruta con las palmaditas en la espalda por una foto bien hecha (o bien dicha, como dice mi admirado Eduardo Momeñe).
Peeeero…. los likes de Facebook, los corazoncitos de Instagram, los comentarios típicos tipo «Fotón», «Fotaza», «Qué buena foto» y similares alimentan nuestro ego y en algunos casos nos hacen adictos a ellos… De hecho… no se lo digas a nadie… pero conozco a un tipo (no te daré nunca el nombre) que se deprime tela si una foto suya no llega a un mínimo de likes autoimpuesto.
Eso es perder el norte, medir la calidad de nuestro trabajo por el número de «me gusta» recopilados es absurdo.
Siempre lo cuento en mis cursos… «Alguna vez te habrá pasado que subes una foto de la que te sientes orgulloso por el motivo que sea, pero que se sale de lo habitual y esperas que la media de felicitaciones sea mayor que otras veces y ocurre todo lo contrario… o viceversa, que una imagen que publicas sin saber muy bien por qué se dispara en comentarios.»
Esta foto de aquí arriba me encanta y es una de las que menos corazoncitos tienen en mi Instagram 🤷♀️.
Tienes que tener en cuenta cosas como que la hora, día y tipo de publicación, incluso si es horizontal o vertical modifica totalmente el número de personas que la ve, ya sabrás que no todo lo que publicas lo ven todos tus contactos, cosas de algoritmos y mecanismos misteriosos.
Y hay otra cosa que siempre comento también… estoy seguro de que si publicas una foto de cualquier paisaje con colores que van del naranja al azul automáticamente tendrá más «me gusta» y… por otra parte… cualquier cosa que subas tendrá un mínimo de «likes» fijo… tu pareja, tu mejor amigo, tu mejor amiga, tu compi del curro y tu abuela (si tiene Facebook) serán incondicionales fans de tu obra, con lo que el baremo ya viene tocado de origen.
Pero oye, que yo soy el primero que se fija en las estadísticas de cada cosa que publico, aunque no influya en lo que hago (o eso intento).
PARA OBTENER POPULARIDAD
Está directamente relacionado con lo anterior.
Y en el fondo tampoco es que sea malo, la popularidad nos da visibilidad y nos hace llegar a más gente, algo que fortalece esa parte del acto fotográfico de relacionarnos, de expresarnos y de comunicarnos.
Lo negativo llega cuando debido a la popularidad nos crecemos y creemos mejor que cualquier otro, cuando la popularidad nos eleva hasta hacernos creer que poseemos una calidad mucho más alta que la real.
O cuando entramos de lleno en el «Efecto Dunning-Kruger» del que ya te hablé en un artículo que tuvo mucha popularidad, primo hermano o la «otra cara de la moneda» del «Síndrome del Impostor«… Si no has leído sendos post te recomiendo que lo hagas y me cuentes, creo que son muy útiles y me siento muy orgulloso de ambos.
También recuerdo que había por ahí una entrada escrita por mi amigo Javier Damlow que hablaba de «La gran hostia en fotografía«.
POR OTRA PARTE…
Sí, esas motivaciones están ahí y tienen su lado malo, aunque también matices positivos. Como impulsos y alicientes terrenales a nuestra pasión.
Pero llámame romántico o idealista o iluso…. yo prefiero quedarme con los aspectos más positivos, los que no hacen referencia a nuestra condición de humanos egoístas.
LAS RESPUESTAS QUE SÍ MOLAN…
A mi personalmente, me gustan y me convencen más las razones que hablan de la necesidad de conexión con otros y con el entorno o las que dicen servir de desconexión con lo negativo, las que apelan al recuerdo, que desean vencer al olvido, las que ordenan nuestro desquiciado mundo.
Así que ahora vienen «las buenas noticias»…
Voy a dispersarme un poco y darle vueltas a cada uno de esos tipos de respuesta, a las primeras… a las que sí que molan (incluso para postureo)…
LA FOTOGRAFÍA SIRVE PARA SER MÁS CONSCIENTES DE LO QUE NOS RODEA Y DE LO QUE PASA A NUESTRO ALREDEDOR.
A simple de vista, puede parecer contradictorio.
Porque ya sabes, seguro que te ha pasado que alguien te ha dicho alguna vez que sueltes la camarita y disfrutes del puñetero espectáculo. Normalmente tu (después de media hora ya no tan paciente) pareja o compi de viaje o de paseo.
Pero no sé, creo que no estoy del todo de acuerdo con que nos perdemos cosas mientras estamos con la cámara en las manos.
Creo, de hecho, que es más bien todo lo contrario.
Porque cuando estamos en «modo foto» activamos nuestro supersentido arácnido, que nos hace ser más conscientes de lo que nos rodea, ver detalles que en «modo mortal» nos pasarían desapercibidos. Nos fijamos más intensamente en movimientos, patrones, colores, formas, reacciones, gestos… y por si fuera poco lo inmortalizamos.
¿No te ha pasado alguna vez lo siguiente?…
Estás con alguien en algún lugar, un paseo por la ciudad por ejemplo. Tú todo el rato haciendo fotos, tu acompañante quejándose de que estamos todo el rato haciendo fotos. Pasa el tiempo y al mostrar a tu compi las imágenes que te llevaste en tu cámara en aquel momento, éste las mira casi sorprendido y nos pregunta… «¿Pero hemos estado en el mismo sitio? Yo no he visto nada de eso… cómo mola».
Me encantan este tipo de coincidencias |
Así que quizás no es que desconectemos del mundo, no es que no nos fijemos en el espectáculo, es más bien que aislamos lo importante, separamos lo que no nos interesa de lo que forma de alguna manera parte de nosotros o de lo que deseamos ver.
Somos más conscientes de nuestra conexión con determinadas cosas de nuestro entorno.
Y eso mola, ¿no?
LA FOTOGRAFÍA HACE QUE LOS INSTANTES CAPTURADOS SE VUELVAN ETERNOS Y NOS AYUDA A REVIVIRLOS EN CUALQUIER OTRO MOMENTO.
Esta afirmación me parece que no tiene mucha discusión posible.
Cuando revisamos fotos de acontecimientos pasados, éstas nos transportan a esos instantes con una viveza sorprendentes. Más allá de hacernos recordar con exactitud lo visto nos hacen sentir idealizadamente lo vivido.
Quizás te eches las manos a la cabeza, pero creo que la Fotografía es más eficaz en eso que el vídeo… el vídeo es demasiado preciso, no deja lugar a la imaginación ni a la idealización, cosa que la Fotografía sí hace. Con el vídeo vemos una sucesión de imágenes, con mucha concreción de lo que ocurre antes, durante y después.
No hay demasiadas dudas sobre colores, acciones, palabras… los acontecimientos, las escenas se muestran (normalmente) de principio a fin.
En cambio la Fotografía sólo nos muestra una pequeña fracción de lo que ocurrió. A no ser que sea una serie… incluso siendo una serie… quedan espacios vacíos, recuerdos sin plasmar, acciones sin terminar, palabras que no suenan… Todo eso lo rellena nuestra mente, idealizando en la mayoría de las ocasiones todo lo que pasó, especialmente lo que sucedió antes y después de ese instante técnicamente eterno.
Esta sencilla foto me hace recordar todo un verano del año 2012 |
Te ha debido pasar alguna vez, al echar mano a esos cajones que teníamos llenos de fotos… o la versión moderna del acto… al revisar nuestro archivo fotográfico de un disco duro o carpeta que casi habíamos olvidado… te encuentras con una imagen que quizás no era especialmente especial en aquel entonces, pero que ahora toma otra dimensión. Ahora al verla te asaltan recuerdos, vivencias, anhelos, cosas que no hiciste, cosas que dijiste o que te dijeron o que no dijiste o que desearías que te hubieran dicho…
Es algo mágico, es de esas partes mágicas que tiene la Fotografía.
LA FOTOGRAFÍA NOS AYUDA A EXPRESARNOS SIN NECESIDAD DE PALABRAS, CON UN IDIOMA CASI UNIVERSAL.
Ya sabes… «Una imagen vale más que mil palabras«… pero ojo, que Susan Sontag dijo muy acertadamente «Hay pocas imágenes que valgan más que mil palabras«.
Así que esta motivación es cierta, vale, pero está cogida con pinzas. Incluso la supuesta universalidad de la imagen es discutible.
Cosas como la interpretación de los colores, el orden de lectura de una fotografía o la propia subjetividad en su traducción, pueden hacer (y hacen) que personas de diferentes culturas, diferentes conocimientos, diferentes puntos vitales, diferentes lo que sea, interpreten de maneras muy diferentes lo que expresa una imagen.
De todas formas, lo que creo que no tiene discusión es que la Fotografía nos ayuda a expresarnos, con mayor o menor eficacia, con mayor o menor profundidad… pero es una forma de expresión al fin y al cabo y como tal tiene muchos niveles y matices.
Recuerdo que escribí sobre ello en un artículo que titulé ‘Me gustan tus fotografías, pero no las entiendo‘.
En dicha entrada me dispersaba sobre los muchos y diferentes niveles de expresión a través de las imágenes. Ya que con la Fotografía ocurre que (copio y pego del mencionado post): «Puede ser que nos comuniquemos con monosílabos «flor», «manzana» o «perro» y un científico lea «Chrysanthemum morifolium», «Pomácea comestible fruto de Malus domestica» o «Canis lupus familiaris».»
Por otro lado, quizás hayas oído o leído alguna vez la frase: “A través de mis fotografías puedo hablar de manera más intrincada y profunda que a través de las palabras.” Richard Avedon.
Es algo a lo que, como mínimo, todos aspiramos.
La frase la dijo el gran Richard Avedon, que son palabras mayores, pero quién sabe, quizás tu seas el Avedon de esta generación.
Y por otra parte no puedo sino mencionar otra frase de otro grande: «La fotografía no hay que entenderla, hay que sentirla«. La soltó como quien no quiere la cosa Joan Guerrero, casi al principio del documental ‘La caja de cerillas’ de David Airob, que te recomiendo veas con mucha atención.
Ahí hay mucha sabiduría.
LA FOTOGRAFÍA NOS PERMITE PONER EN ORDEN EL CAÓTICO MUNDO EN EL QUE VIVIMOS.
Al fin y al cabo eso es en lo que se basan los diferentes recursos compositivos y nuestras decisiones sobre un encuadre u otro, poner orden.
De una manera u otra, con más o menos eficacia, con más o menos intención, un/a fotógrafo/a ordena el caos de lo que ve. Nunca es «simplemente» apretar un botón, observamos a través del visor, nos movemos, ajustamos parámetros, esperamos… y cuando todo «está en su sitio»… hacemos la foto.
Normalmente, sobre todo si nos hemos formado, tratamos de guiar la mirada del espectador hacia un punto en concreto o intentamos que unos elementos pasen desapercibidos y otros llamen más la atención. Decidimos qué se queda fuera y qué dentro de nuestra foto.
Todo eso es la composición… que por cierto, en unos días impartiré una charla sobre ese tema para la Asociación AFSUR, del Campo de Gibraltar, quizás puedas acercarte y nos vemos en persona.
El caso es que creo que esta motivación no sólo hace referencia a algo visual. Creo que también tiene ciertos matices mentales, incluso filosóficos.
Lo que se fotografía es algo de lo que queda constancia. Si no hay foto de un acontecimiento es como si no hubiera sucedido. Ya sabes, eso de «Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie para escucharlo ¿hace ruido?«. Especialmente ahora, que parece que vivimos en la era de la imagen, en la que «necesitamos» mostrarlo todo (bueno, sólo lo que mola) de nuestras vidas, buscamos trascender de alguna manera, decirle al mundo que existimos. Así que no sólo dejamos constancia de las cosas, sino también de nosotros mismos. Nos ordenamos, tratamos de encajar en alguna categoría, incluso de una «no categoría» cuando tratamos de ser diferentes. Nos ordenamos dentro del caos de nuestra sociedad.
La Fotografía también pone orden en la historia, en los actos y en los acontecimientos, relegando unos al olvido y otros al recuerdo. Situamos personas, escenas y cosas en un lugar en el tiempo gracias al aspecto de la imagen que observemos.
Incluso ordena nuestro flujo de pensamientos y de acciones, nos hace más meticulosos, más metódicos. Puesto que para realizar cualquier fotografía, por simple que sea, entran en juego muchos factores y decisiones que debemos controlar y tomar, respectivamente.
La Fotografía pone orden en muchos niveles de nuestra existencia. Creo que eso también mola.
LA FOTOGRAFÍA ES TERAPÉUTICA, NOS RELAJA, NOS EVADE, NOS AYUDA A SUPERAR PROBLEMAS O A SOPORTAR EL A VECES FRUSTRANTE DÍA A DÍA.
Esta motivación me encanta.
Es quizás una de las razones más poderosas para que yo le dedique parte de mi tiempo a esta ocupación. En algunas ocasiones lo he comparado con la meditación, ese estado en el que somos más conscientes de nuestro yo y nuestro entorno, nos aislamos y centramos en el momento presente.
No tengo duda de que es una forma muy eficiente de evasión, cuando hacemos fotos, bueno, cuando estamos metidos de lleno en el «modo foto», entramos en un estado de concentración tal que no existen otros problemas que resolver ajenos a la escena que tenemos delante.
Cuando fotografiamos, hay momentos, sino ratos, en los que no existe el estrés, dejamos a un lado nuestros problemas y preocupaciones, nos olvidamos de todo lo que nos inquieta en nuestra vida… hay mágicos instantes en los que sólo existimos nosotros, nuestra cámara y lo que estemos fotografiando. El tiempo parece detenerse y sólo cuando salimos del «modo foto» nos damos cuenta de lo rápido que ha pasado todo.
‘Un cuento sobre el mar’ una de esas fotos tomadas en ratos mágicos |
No sé tú, pero yo, durante ese rato, soy feliz. Junto a pasar tiempo con mi familia, es una de las cosas que más dichoso me hacen.
Además, la Fotografía es terapéutica.
No recuerdo la cantidad de veces que la Fotografía se ha usado en gente con existencias complicadas para sacarlos del bloqueo en el que en ocasiones se encuentran. Y no sólo es así para quien la practica, también el que observa buenas fotografías puede sentirse transportado a otros lugares, alejados de situaciones incómodas o de la rutina diaria. Disfrutar de un buen libro de fotografía es como leer una buena novela.
Incluso ahora, que no estoy haciendo fotografía, sino hablando de Fotografía contigo, me estoy evadiendo de otros asuntos.
Vuelve a ser algo que mola mucho.
LA FOTOGRAFÍA ES ÚTIL PARA HABLAR DE NOSOTROS MISMOS, CONTAR A OTROS CÓMO ES NUESTRO MUNDO.
Claro que sí, porque seguro que lo has oído alguna vez, toda fotografía tiene un poco de nosotros mismos.
Hay quien afirma que cuando retratamos a alguien buscamos gestos, miradas afines, más nuestras que de ellos, buscamos nuestro reflejo.
‘Espejos del alma’ |
Quizás es una forma de empatía.
Además nos sirve para mostrar a otros cómo es lo que nos rodea, para describir sin palabras nuestra vida, nuestras inquietudes, nuestras penas y alegrías.
Recuerdo que hace tiempo leí sobre «Fotógrafos espejo» y «Fotógrafos ventana», que es una categorización que hizo John Szwarkoski, curador de Fotografía del MoMA. En el caso de los fotógrafos ventana buscan mostrar el mundo describiéndolo a través de sus fotos, mostrando sin opinar, siendo, hasta cierto punto, precisos. En cambio los fotógrafos espejo, tratan de mostrar sentimientos, inquietudes y opiniones del propio autor sobre el mundo.
Todo esto es más importante de lo que puede parecer, quizá todos deberíamos preguntarnos qué tipo de fotógrafos somos si «ventana» o «espejo», puede ser que esta sea una pregunta que debamos formularnos incluso antes de la que da título a este artículo.
Supongo que habrá ocasiones en que seamos ventanas y otras en las que seamos espejos, pero habrá una corriente que nos empuje más, habrá un tipo de fotografía que nos mole más y eso marcará muchas de las motivaciones que nos harán llevarnos la cámara al ojo y el dedo al disparador.
YA VAMOS TERMINANDO…
Está claro que la Fotografía no es «simplemente» una afición más, esta disciplina no es solamente algo con lo que pasar el rato o el poco tiempo libre que tengamos, a través de ella hacemos cosas tan vitales como expresarnos, comunicarnos, afirmarnos, evadirnos, recordar…
Como te dije al principio del artículo, me he hecho muchas veces esta pregunta «¿Por qué hago fotografías?» y todavía no tengo una respuesta certera.
A pesar de que medito mucho sobre ello no consigo situarme concretamente en una postura o lo que es lo mismo, todavía no sé qué tipo de fotógrafo soy o que tipo de fotógrafo quiero ser. Tengo algunas cosas claras, como que la Fotografía me ayuda a evadirme, o que es importante para mí vencer el olvido a través de ella, no es tan importante el describir lo que me rodea y sí me motiva intentar transmitir sentimientos o sensaciones. Creo que soy más fotógrafo espejo que ventana.
Pero eso no es suficiente, estoy buscando un camino entre muchos arbustos que me distraen, no consigo trazar una línea más o menos recta hacia algún destino porque no sé qué destino es ese.
Ni siquiera sé qué es lo que realmente me motiva a hacer fotos, sólo sé que necesito hacerlas.
Supongo que no hay una única respuesta válida, más bien se trata de una mezcla de todas (incluso de las negativas) en mayor o menor medida.
¿Y para ti por qué es tan importante la Fotografía?¿Me ayudas a encontrar mi propia respuesta compartiendo la tuya?…
Me encantaría que me dejaras algún comentario contándome tu opinión, tu motivación. Si quieres también puedes compartir este artículo en tus redes sociales, así no sólo me ayudas a difundir mi trabajo, también estarás lanzando la pregunta a otros.
Gracias por estar ahí.